‘Vent d’Ouest’: Protesta al estilo Godard

Por Ferran Calvet

En pleno Festival de Cannes y a vísperas de plasmar su retorno con la presentación de su último trabajo “Livre d’image” en el mismo, Jean-Luc Godard se ve involucrado en el extraño caso de un cortometraje supuestamente dirigido por él, «Vent d’Ouest», donde da apoyo al ZAD (Zone À Défendre), una agrupación anarquista que el pasado abril fue desalojada de Notre-Dame-des-Landes, donde mantenían un campamento desde 2009, con la intención de defender el medio de la construcción de un aeropuerto.

Pocas horas ha tardado su productor y su secretaria de prensa en desmentir que el cortometraje estuviera elaborado por el director francosuizo, aunque inicialmente no faltaran motivos para hacerlo. Su voz, un estilo de montaje propio de Godard, que nos recuerda mucho a lo que nos mostró en “Adieu au langage” (2014) y las siglas JLG al comienzo y al final del cortometraje. Una investigación publicada ayer acabó concluyendo que los realizadores del cortometraje son Théophile Gay-Mazas y David Legrand, miembros del ZAD.

Esta cinta, de 4 minutos y 50 segundos de duración, combina imágenes, letras y sonidos, donde destaca la característica voz en off de Godard, extraída de otros trabajos suyos. La primera imagen que se nos muestra es la obra “Saturno devorando a su hijo” de Goya, quizás lo más simbólico de estos casi cinco minutos. La imagen tiene varias connotaciones. La primera, es informativa. La serie de imágenes que se van a ver a continuación no van a buscar un sentido estético, sino un contenido. Y la segunda, tiene que ver con el sentido alegórico del cuadro. El motivo por el que Saturno devoraba a sus hijos, según la mitología romana, era por el miedo a ser destronado por uno de ellos. Es posible que los miembros del ZAD equiparen la figura de Saturno con el gobierno francés, que ordenó enviar a 2.500 policías para su desalojo.

Lo que sigue a Saturno son imágenes aéreas grabadas por la policía francesa del desalojo de la zona de Notre-Dame-des-Landes, intercaladas con más fotografías y fragmentos. A nivel sonoro, en los momentos que no habla Godard, escuchamos sonidos estridentes y desagradables, que confirman la incomodidad que se quiere transmitir al espectador a través del contenido audiovisual del corto.

“Vent d’Ouest” es sin duda una gamberrada, pero a la vez está calculada para conseguir algo de atención. Escoger a Godard como referente e intentar atribuirle un cortometraje comprometido políticamente en pleno Cannes, en una edición en la que el festival pretende reconciliarse con él, y justo en el cincuenta aniversario de la histórica edición del 68, es un hecho premeditado y una apuesta acertada.