‘Sóc vertical, però m’agradaria ser horitzontal’: Encuentro en Benidorm

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Por Ferran Calvet (Cinema Jove)

Del poema de Sylvia Plath I am vertical (1961), se desprende el título del nuevo trabajo de María Antón Cabot, que vuelve al Cinema Jove cinco años después de presentar <3 (Pico 3). El filme, de casi cuarenta minutos, plantea un encuentro entre dos personajes que son el gran foco de atracción de la película: la propia Plath y Belén Esteban. Son muchas las preguntas que podemos formularnos si todavía no hemos visto la película: ¿Qué tienen en común dos personajes, a priori, tan opuestos? ¿Cómo puede ser que coincidan en el mismo espacio-tiempo? ¿Cuál podría ser su tema de conversación?

Los primeros compases nos sitúan en la Benidorm de 1956, donde Plath pasó una parte de su luna de miel con Ted Hughes, un viaje que también llevó al joven matrimonio a París, Madrid y Alicante. Por aquel entonces, Benidorm estaba lejos de ser la actual parcela de litoral hiper urbanizada, algo que Antón Cabot recalca muy acertadamente con una dosis de folklore valenciano que se encarga de abrir la cinta. De hecho, el aura de la Benidorm autóctona es la clave de la primera parte del filme, en la que Sylvia (interpretada por Odette Galbally) es la única protagonista y se presenta como un personaje sensible, culto y contenido.

Cuando la poeta decide dejar atrás el alojamiento vacacional para dar un paseo, la película da un brinco de más de sesenta años con un clic fantástico que la sitúa en 2022, y que hace que Plath se tope de morros con los altos complejos hoteleros que acaparan, hoy en día, el paisaje de la ciudad alicantina. En este nuevo contexto, el encuentro entre las dos protagonistas es inevitable, y el personaje de Belén, interpretado por Ruth Gabriel, se presenta como una personificación del concepto de famoso en la España actual. Desde un principio, la diferencia entre ambos caracteres se escenifica a través de la vestimenta. Por un lado, la elegante Plath deslumbra con un estilo esclarecido y discreto; por otro, la chabacana Belén no pasa desapercibida con un bañador chillón y hortera.

De todas formas, ya en este primer encuentro, se deja entrever que tienen posibilidades de congeniar, algo que se confirma cuando se citan en la noche benidormense. Es entonces cuando, pese a la dificultad en la comunicación, se trazan algunas líneas de semejanza entre los personajes. Pese a ser hijas de generaciones y sociedades diferentes, Plath y Esteban encuentran sus puntos en común, como las difíciles relaciones con los hombres, la incomprensión del entorno o la condición de figura pública, que terminan justificando la estrambótica idea de juntar ambas personalidades en el mismo filme. Todo ello, con Benidorm de fondo, una especie de no-lugar en la geografía española que, en diferentes estadios de su desarrollo, acogió a ambas protagonistas.

María Antón Cabot no necesita más que los gestos para comunicar lo que desea, y precisamente el hecho de huir de lo redundante y lo sobre explicado es lo que hace de Sóc vertical, però m’agradaria ser horitzontal, un filme atractivo -y atrevido-. Si bien en el anterior trabajo de la realizadora benidormense había un batiburrillo de palabras y reflexiones, en esta ocasión se permite que el filme hable por si solo y nos abra la puerta a reflexiones que van desde la masificación del turismo o la especulación inmobiliaria hasta la sororidad entre dos personajes aparentemente tan distintos, pero en el fondo tan similares.

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