Sitges 2019| Día 5: Amigos para siempre (o no)

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Los lunes son menos lunes si los comienzas en Sitges y esto es algo que solo se puede decir una vez al año. | Por Ferran Calvet

Por Ferran Calvet 

Los lunes son menos lunes si los comienzas en Sitges y esto es algo que solo se puede decir una vez al año –aunque si se pudiera decir más seguramente perdería toda la magia–. El volumen de películas, a nivel personal, hoy ha sido menor, y dudo que en todo el festival vuelva a haber un día tan light. Light en cursiva, sí, porque hoy han caído tres bombos importantes del Festival. Los dos primeros, Amigo y El asesino de Los Caprichos, por los homenajes previos a sus sendos protagonistas, Javier Botet y Maribel Verdú respectivamente. El primero, referente del género no solo por sus actuaciones en España sino por su trabajo fuera de nuestras fronteras. La segunda, referente del cine español con una carrera prolífica y sólida que a día de hoy continúa labrando. La tercera película de la noche ha sido The lighthouse, una de las cintas más esperadas del Festival por la buena recepción que ha tenido en certámenes anteriores.

Antes de la proyección de Amigo, una curiosa gala en que se ha podido comprobar el carisma de Botet, quizás no tan visible en sus trabajos debido a los roles que acostumbra a desempeñar, ha tenido lugar la proyección del cortometraje Norman, protagonizado por el mismo Botet y dirigido por Gigi Romero. Los tres minutos de duración de la cinta impiden que esta sea algo más que un mero planteamiento, una idea a la que Romero podría sacarle jugo en forma de largometraje. También se han podido ver dos fragmentos de la película Malasaña 32, dirigida por Albert Pintó (que en 2017 triunfó en Sitges junto su compañero Caye Casas) y también protagonizada por Botet, trabajo que actualmente se encuentra en fase de posproducción.

La película de la Sección Oficial que ha seguido estas proyecciones, Amigo, significa el primer largometraje del español Óscar Martín, quien anteriormente había dirigido una importante cantidad de cortometrajes. El film nos plantea una tensa historia de amistad que puede resultar más o menos interesante pero que genera, por momentos, la tensión justa para no perder del todo su interés. Lo más remarcable, a parte de las interpretaciones de sus dos protagonistas, David Pareja y Javier Botet, es la continua referencialidad a los referentes que han llevado a Martín a elaborar una cinta ambientada en esta aura gótica española, siendo no solo un homenaje al cine de Chicho Ibáñez Serrador o Paul Naschy, sino una interpretación del cine (o la ficción) como espejo que refleja la realidad misma.

También ha sido el día de Maribel Verdú, quien igual que Botet ha recogido el Premi Màquina del Temps en el escenario de l’Auditori. El motivo de su presencia en el Festival ha sido la presentación de El asesino de Los Caprichos, de Gerardo Herrero, que se encuentra en la Sección Órbita del certamen. El film nos presenta una investigación policial a raíz de unos asesinatos que siguen el modelo de algunos de Los Caprichos de Goya. Un thriller que no reinventa ni aporta nada, con un guion que podría desarrollarse en un par o tres de capítulos de Los hombres de Paco o Los misterios de Laura. Si programar esta película ha sido el requisito indispensable para que Sitges homenajee a Verdú, bienvenida sea.

Por último, uno de los hypes de la temporada, el Joker de Sitges –la mayoría de los que vivimos en la burbuja sitgetana todavía no la hemos visto, por cierto–, la cinta dirigida por Robert Eggers, quien ya pasó por el festival el 2015 para inaugurarlo con The Witch: The lighthouse. ¿Y qué decir para no repetir todo lo que ya se ha dicho? Se trata de una cinta potente, con actuaciones brillantes de dos actores que si bien ya están consolidados lo hacen todavía más. Siempre me ha llamado mucho la atención el acierto de Pattinson en el momento de escoger las películas en las que trabajar. Un actor que ha pasado de estrella adolescente a trabajar en películas de género y de autor como Maps to the Stars, de Cronenberg; Good time, de los hermanos Safdie o High Life, de Claire Denis. ¿Quién le asesora tan bien? ¿Y qué decir de Dafoe?

Des del punto de vista autoral, Eggers consigue formar una atmósfera tensa y claustrofóbica para tocar aspectos de la condición humana como la locura, la ambición, el aislamiento o la soledad. Una película que, sin duda, supera su anterior trabajo y lo coloca en la primera línea de autores contemporáneos. Un acierto total. También por parte del Festival. Si bien una de las tareas de un certamen de cine es la de descubrir nuevas propuestas, también es la de exhibir películas que han marcado, hasta el momento, la temporada festivalera.

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