‘Parásitos’: Lucha de clases

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Pocos filmes este año han tenido más éxito en los festivales internacionales que Parásitos, la nueva cinta de Bong Joon-ho. | Por Jaime Lyon

Por Jaime Lyon

Pocos filmes este año han tenido más éxito en los festivales internacionales que Parásitos, la nueva cinta de Bong Joon-ho. Probablemente todavía le queden muchos reconocimientos por recibir, incluso se está hablando ya de nominación en los Oscar, no solo a mejor película extranjera, también en las categorías principales. Con este filme en concreto, la mayoría de personas recomiendan verla sabiendo lo menos posible de la trama, yo es algo que normalmente recomiendo con casi todas las películas, pero es cierto que esta en especial es más dada al disfrute sin conocimientos previos de la historia porque realmente es difícil de clasificar y complicada de anticipar.

Parásitos cuenta la historia de una familia pobre que solo consigue un poco de dinero doblando cajas de pizzas. Un día, el hijo de la familia, Gi Woo (Choi Woo Shik), consigue un trabajo como profesor de clases particulares de una chica perteneciente a una familia rica. A partir de aquí, los lazos entre ambas familias se van haciendo más complejos.

Lo que es muy destacable de Parásitos es que funciona perfectamente a dos niveles: es una película sumamente entretenida, que te tiene pegado a la pantalla durante su duración, pero también es un filme extremadamente cuidado en cuanto a la puesta en escena y en cuanto a subtexto se refiere. Solo nos tenemos que fijar en cómo se distribuye el espacio de la casa de la familia protagonista; ellos viven en la zona baja de la ciudad, una parte de su casa está a un nivel inferior del de la propia calle y el espacio en el que habitan es claustrofóbico; los ricos, por otro lado, viven en lo alto de la ciudad, vemos siempre a los chicos teniendo que subir varias cuestas para llegar a la casa, la que es amplísima, con muy pocos muebles. Por otro lado, el tema central, que es la jerarquía de poder, está lleno de matices y detalles estimulantes, se juega mucho con la noción de la pertenencia a un cierto ambiente o grupo de personas. Hay un complejo de inferioridad en los personajes pobres, también otro detalle muy interesante es cómo los ricos pueden distinguir a los pobres por el olor que desprenden, esta lectura es especialmente interesante a un nivel metafórico.

Es magistral en cuanto al control del tono, en el fondo es una comedia negra, con momentos muy divertidos, pero siempre está presente el horror de la situación. Es curioso cómo algunas comedias negras consiguen hacer los momentos duros incluso más fuertes debido a ese contraste entre la risa y el espanto; esta lo consigue sin duda.

Se fuerza al espectador a compartir dos horas con personajes con una moralidad muy cuestionable. Lo fácil sería dibujar líneas claramente divisorias entre la familia rica y la pobre, pero ambas tienen comportamientos deleznables a lo largo de la película, incluso se llega a sugerir que de tener la familia protagonista el mismo poder que la rica, estos compartirían el mismo comportamiento. Habla un poco de cómo la clase que pertenece a los estratos más bajos de la sociedad tiende a respetar, aunque sea completamente irracional, a la clase superior.

Estamos ante una de las mejores películas del año, bien rodada, bien actuada, entretenida, con riqueza textual, estimulante visualmente y con una estructura magistral. Pocas películas son difíciles de clasificar y difíciles de no prever; Parásitos es una de ellas. Te hace cuestionarte a quién se refiere el título de la película, ¿a la familia pobre que se alimenta de la rica, a la rica que se aprovecha de la pobre?

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