‘La banda’: Volver para reencontrarse
Bueso acaba planteando un todo complejo por su fondo, en el que saca lo mejor de cada actor, de cada personaje y de cada trama que se abre paso entre los grandes dilemas en los que se encuentra el protagonista principal. | Por Ferran Calvet
Por Ferran Calvet – [Cinema Jove València]
No existía lugar mejor para ver La banda el mismo día de su estreno. El Teatro Principal de Valencia derrochaba glamour por todas partes y apuntaba a un lleno absoluto pese a que la gala de inauguración –oficial– de la 34ª edición del Cinema Jove había tenido lugar en la sesión anterior. Las entradas estaban volando y servidor decide escaparse de la proyección de Aquel querido mes de agosto, en el marco de la retrospectiva de Miguel Gomes, para conseguir una. Y la verdad es que pese a poder estar tan sólo un día y medio por el certamen, la ópera prima de Roberto Bueso ha satisfecho muchas de las inquietudes con las que un cinéfilo encara un festival.
La historia trata de un chico de 26 años –Edu (Gonzalo Fernández)- que vuelve al pueblo des de Londres, la ciudad donde disfruta de una beca des de hace unos años. Ahí es donde se encuentran sus raíces, su familia y sus amigos de siempre. También sus recuerdos, sus frustraciones y algunos sueños todavía por cumplir. A partir de este choque se comienzan a presentar una serie de relaciones y lazos que pese a que algunos están mejor explotados que otros, se desarrollan de tal manera que el ritmo del film se mantiene en la línea adecuada durante su casi hora y media de duración.
Aunque todas estas relaciones formen en los personajes una serie de sentimientos, contradicciones o dilemas, el punto clave de la cinta es no agarrarse a la reflexión profunda y dramática de los conflictos. Los toques de humor, de este del que es inevitable no verse a uno mismo o a alguien cercano, engancha y pone de su bando al espectador. La ternura, la empatía y el amor, sobretodo el amor, son los ejes de esta cinta, que acaba resultando un homenaje a las buenas amistades, de las de toda la vida, las que perduran más allá de intereses o del camino que a cada uno le lleva la vida. También es un homenaje a los amores –en plural–, los de verano, los platónicos y los imposibles, pero también a los eternos, a las relaciones condenadas a no acabar y a las condenadas a nunca comenzar.
Bueso acaba planteando un todo complejo por su fondo, en el que saca lo mejor de cada actor, de cada personaje y de cada trama –por pequeña que sea– que se abre paso entre los grandes dilemas en los que se encuentra el protagonista principal. La banda es sin duda una película efectiva, que no reniega de su condición de ópera prima, más bien la luce con orgullo y la explota para tratar temas comunes sin caer en la rotundidad y la reiteración. Un milagro del cine valenciano.
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