‘Instinto maternal’: El thriller que no recuerda a Hitchcock

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Se estrena en cines la última cinta del director belga Olivier Masset-Depasse, un thriller de época que resulta interesante pero que no destaca. | Por Elena Ramos

Por Elena Ramos

Se estrena en cines Instinto maternal, la última cinta del director belga Olivier Masset-Depasse, un thriller de época que resulta interesante pero que no destaca.

Ambientado en Bruselas a comienzos de los años 60. En una casa doble y totalmente simétrica viven las amigas y vecinas Alice (Veerle Baetens) y Céline (Anne Coesens). Madres de dos niños que han crecido como hermanos, todo se desmorona cuando el hijo de una de ellas sufre un accidente y muere. La intriga vendrá de la mano de un detalle concreto pues Alice fue testigo del accidente y se pone en duda su culpabilidad.

Se trata de una adaptación de la novela negra Derrière la Haine de Bárbara Abel, de donde se se ha intentado coger lo mejor para la historia pero que no ha llegado a ser del todo útil. Nos encontramos ante un thriller psicológico que funciona a medias, con una trama mejorable en determinadas partes (falta recorrido de personajes y algunas escenas resultan casi cómicas) pero repleto de giros de guion que cumplen las expectativas de todo thriller. No convence cuando empieza a plantear el manido juego entre lo real y lo imaginado, parece que tuviera miedo a hacerlo y no consigue sacarle todo el beneficio que podría haberle ofrecido. Termina pareciendo así un armario desordenado, falto de gracia y unidad. A veces es mejor apostarlo todo a un número por arriesgado que sea.

Dice la revista Variety que recuerda al mejor Hitchcock y esta puede que sea la peor promoción que han podido hacerle. No sirve de nada generar una expectativa de autor que luego no se va a encontrar, una elegancia que por querer recordar, resulta falsa y forzada e incluso podría decirse que no existe salvo en alguna escena muy concreta. Porque la dirección, voluntaria o involuntariamente, es correcta pero resulta extremadamente aséptica, sin un estilo personal, un producto de apariencia neutra. Y huelga decir que esto no es un defecto, simplemente se trata de otro tipo de película al que se nos ha sugerido.

Ahora bien, la película entretiene en su mayoría. Juega con elementos interesantes aunque no llegue a establecer ese diálogo que tan buenos frutos hubiera dado. La maternidad, la amistad, la confianza en tu pareja o tu amistad más cercana, la duda de uno mismo, son piezas que aparecen pero que no se exprimen en su totalidad. No está mal siempre y cuando sepamos cuánto hay que exigirle.

Pero no todo son términos medios. Es loable el trabajo de las actrices protagonistas, dos profesionales que defienden a sus personajes con uñas y dientes, que logran que allí donde flaquea el guión las sigas con la mirada esperando algo más. La ambientación es creíble gracias a un tremendo esfuerzo de producción y el tono resulta seductor, haciendo así que las partes más disfuncionales no prevalezcan sobre el conjunto del trabajo.

En conclusión, un filme para ver una tarde de verano, sin pretensiones, con la única intención de pasar un buen rato con el séptimo arte.

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