‘El traidor’: Un duro golpe a La Cosa Nostra
En ‘El traidor’, Bellocchio vuelve a explorar un acontecimiento histórico italiano como ya hizo en ‘Buenos días, noche’. | Por Jaime Lyon
Por Jaime Lyon
El traidor, de Marco Bellocchio, ha tenido un recorrido bastante bueno por distintos festivales europeos, estaba incluida en la sección oficial de Cannes y Pierfrancesco Favinose se llevó el premio a mejor actor en el festival de Sevilla. A pesar de ser una película, que, a priori, causó una buena impresión en los críticos de festivales, conforme se ha abierto a más audiencia, las opiniones están siendo más divididas.
En el traidor, Bellocchio vuelve a explorar un acontecimiento histórico italiano como ya hizo en Buenos días, noche. En esta ocasión se centra en la organización criminal conocida como La Cosa Nostra, en concreto en la figura de Tommaso Buscetta, uno de sus miembros. A principios de los 80, cuando se produjo una guerra entre los jefes de la mafia siciliana, Buscetta decidió huir a Brasil para esconderse. Cuando sus hijos son asesinados y él es extraditado por la justicia brasileña, Buscetta decide hablar con el juez Giovanni Falcone acerca de La Cosa Nostra, traicionando así a la organización.
Si algo no se le puede negar al filme es que hay un gran trabajo de documentación detrás del mismo. Hay muchísimos datos, es una historia que abarca un gran periodo de tiempo y sí que al finalizar su visionado tiene uno la sensación de, por lo menos, comprender mejor un acontecimiento tan importante en la historia italiana. Casi siempre es a gran escala, pero tener a Buscetta como guía ayuda la comprensión de los acontecimientos. El personaje de Buscetta es el mejor desarrollado, es un mafioso cuyas características chocan un poco con la concepción de mafioso que la gente suele tener en la cabeza, le falta un elemento clave que suele estar en el repertorio de este tipo de personajes: el ansia de poder. Buscetta es un tipo, según nos presenta la película, con dos obsesiones: el dinero y las mujeres. El resto de personajes no aportan demasiado al conjunto, hay grandes oportunidades perdidas, especialmente con Maria Fernanda Cândido, quien interpreta a la mujer de Buscetta y con Fabrizio Ferracane, un antiguo amigo al que Buscetta traiciona.
Como comentaba, hay características que hacen de Buscetta un mafioso un tanto peculiar, la película en sí misma también posee elementos muy interesantes dentro del género. Sin lugar a dudas, la película brilla con más fuerza en las escenas del juicio que se llevó a cabo contra La Cosa Nostra. Ver a esos mafiosos montar un auténtico espectáculo en el juzgado es una delicia y son estos los momentos en los que mejor se controla el tempo narrativo. Otras escenas sobran directamente y hacen que el conjunto se resienta, especialmente molesta la inserción de una metáfora visual que no funciona debido a la falta de sutileza.
En general, El traidor no es una mala película, tiene algunos buenos momentos, pero falta caracterización de personajes, falta control de ritmo y sobran escenas enteras. Da la sensación de que el director se ha perdido ante la espectacularidad del evento. Al final se queda a medio camino entre contar una historia íntima de Buscetta, mostrando de verdad sus relaciones con los mafiosos de la La Cosa Nostra, y revelar si La Cosa Nostra cambió tanto desde el principio de su concepción hasta la fecha de los juicios de la película.