‘A la deriva’: Una tragedia romántica en alta mar

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Baltasar Kormákur vuelve a centrarse en una contienda del hombre contra la naturaleza en Adrift (A la deriva), después de su último film Everest, estrenado en 2015 y que fue la película de apertura del Festival de Venecia de este mismo año. | Por Ferran Calvet

Por Ferran Calvet

Baltasar Kormákur vuelve a centrarse en una contienda del hombre contra la naturaleza en Adrift (A la deriva), después de su último film Everest, estrenado en 2015 y que fue la película de apertura del Festival de Venecia de este mismo año. El nuevo trabajo del director islandés cuenta con un reparto encabezado por dos actores jóvenes pero experimentados: Shailene Woodley (Los descendientes, Snowden)  y Sam Caflin (Antes de ti, The Riot Club).

Este desequilibrado largometraje nos relata los hechos reales de Tami Oldham (Woodley) y Richard Sharp (Caflin) después de quedar, tras un huracán, a la deriva en alta mar fuera de cualquier ruta marítima y casi sin medios para sobrevivir.

La estructura narrativa que plantea Kormákur es interesante. El intercalar tiempos –pasado y presente- se resuelve con inteligencia ante el riesgo que esto conlleva y que ha provocado que tantas películas merezcan el suspenso. El aspecto temporal es, aun así, quizás lo más arriesgado del film. Es estéticamente convencional y tanto los encuadres como los movimientos de cámara, en cambio, no están destinados a sorprender a nadie.

Dentro del reparto, nadie destaca por su gran trabajo, y si estamos hablando de un film dramático y desgarrador, este puede ser un problema. Shailene Woodley podría haber hecho el papel de su vida si hubiera sabido encarnar el dramatismo que suponen las condiciones en las que se encuentra su personaje. Por otro lado, Sam Caffin, aunque su papel no lo exija tanto, tampoco transmite nada en especial, convirtiéndose así en un personaje muy superficial pese a los intentos del guion de profundizar en él.

Por este motivo, la cinta no consigue cautivar por su fuerza emocional ante la adversidad que supone estar a la deriva sin apenas rumbo, sino que, con el apoyo de la música, forma un relato romántico que parece desacreditar los hechos reales para formar un producto cinematográfico paralelo.

[SPOILER]Que se acabe resolviendo que el Richard que se nos muestra después de la tormenta es una alucinación, es un plato que se sirve demasiado frío y que el mismo director necesita recapitular para darlo a entender y que no sea tan gratuito. Es quizás lo más sorprendente de un film que des del principio se le intuye un desenlace que al final se confirma.[FIN DEL SPOILER]

Uno de los grandes méritos de la cinta es que gran parte esté rodada encima de un barco con la dificultad que esto conlleva. También los efectos especiales que se realizan durante la tormenta son notables.

A la deriva es una película que consigue entretener pero que no transmite la suficiente fuerza para considerarse un film desgarrador, más bien contiene un dramatismo envuelto con un romanticismo light y medio encubierto. Lo que le falta a la cinta para llegar a lo que pretende son unos intérpretes con más carácter y un guion más potente, aunque nos deje algunos detalles muy interesantes como la combinación entre el pasado y el presente.

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