‘Sauvage’ o las soledades del cuerpo

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Por fin hemos podido disfrutar de la aclamada cinta que fue sensación en Francia y en la pasada edición de Cannes: Sauvage, del director Camille Vidal-Naquel. | Por Elena Ramos

Por Elena Ramos

Por fin hemos podido disfrutar de la aclamada cinta que fue sensación en Francia y en la pasada edición de Cannes: Sauvage, del director Camille Vidal-Naquel. Éxito de crítica y público, esta ópera prima ha logrado convertirse también en una de las películas más esperadas dentro del marco del Festival FIRE!! 2019.

Con una premisa sencilla pero llamativa, Camille Vidal-Naquel ha conseguido que se note su presencia dentro del nuevo panorama cinematográfico francés. En Sauvage nos presenta la historia de Léo que, con tan solo veintidós años, se dedica a la prostitución gay y no tiene ni la más mínima intención de dejarlo. Es un insensato, sí, pero también es libre, a ratos dulce y afectuoso, a ratos un animal. Léo es salvaje y de que así lo parezca bien se encarga el actor Félix Maritaud, ganador en Cannes al premio a mejor actor revelación por este trabajo.

Un filme con una historia no tan reseñable pero que logra adentrarnos en el desconocido mundo de la prostitución masculina, algo no tan fácil de ver (hay escenas de incómodo visionado) pero mucho menos de rodar. Pese a esta complejidad, logra mostrarnos estos actos tan íntimos de manera natural y directa, dejándonos formar parte de ellos casi involuntariamente. Gracias a esta dificultad destaca el gran trabajo del actor protagonista quien se nos muestra ante la pantalla con los deberes bien hechos, sin pudores, firme poseedor de un cuerpo con una tarea difícil pero que no empequeñece ante el reto de las escenas. Porque sin duda lo más loable es eso: tanto el personaje como el actor protagonista.

No es la primera vez que se nos presenta la oposición entre la prostitución y la búsqueda del amor pero es que puede que tampoco sea esa la intención del director porque Léo no busca el amor, no lo quiere. Su problema es que ya lo ha encontrado.

Nos encontramos ante un ser solitario, marginal y enfermo, alguien que ni quiere ni posee nada salvo su propio cuerpo y su libertad. Y eso no pretende cambiarlo. “Has nacido para ser amado” le dicen en algún momento pero es que eso a Léo no le basta. El solo quiere una cosa. En la vida normalmente podemos optar por dos caminos: el sensato y el salvaje. Léo solo puede optar por uno. Él vive deprisa, no piensa en el mañana, no le importan esas cosas.

El resultado es un retrato intimista, con un gran personaje y una narración cargada de autenticidad y realismo. Todo ello apoyado en numerosos planos de cámara en mano, huidas de lo artificioso y fingido, gracias a los cuales se nos facilita la labor de ponernos en la piel del otro.

Sauvage es una historia cargada de violencia, sexo, crudeza pero también de ternura y humor. Según avanza la cinta y se va potenciando el drama sucede algo extraño pues la historia se debilita sutilmente pero el personaje cobra fuerza y se define. Vemos entonces al ser tierno rodeado del entorno feroz que es la prostitución pero que también lo es la ciudad, con sus viandantes optimistas, sus tiendecitas de fruta o sus ciclistas urbanos, quienes ignoran por completo lo que le sucede a quien se despierta tirado entre sus calles. La soledad de las ciudades.

Así entramos en el juego que nos propone el director, el de ponernos de la parte de alguien que, en un principio, veíamos tan lejos de nosotros mismos. Y pensamos que lo mismo no está tan mal que cada uno sea como decida. Léo es salvaje porque no quiere pertenecer a la sociedad, no quiere ser parte de esa ciudad que tanto le ignora y eso, nos cuesta entenderlo. Una reflexión que, corriendo los días que corren, es necesario que se presente; de igual modo que es necesario que se celebren hoy y siempre festivales como FIRE!!

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