‘Piccolo corpo’: Emocionar con sencillez (Cannes 2021)

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‘Piccolo corpo’, nos sitúa en el año 1900 y nos presenta la historia de Ágata (Ondina Quadri), una mujer que pierde a su primogénito en el parto. | Por Ferran Calvet

Por Ferran Calvet (Festival de Cannes)

Nota: ★★★☆☆

Horas antes de que Italia se proclamara campeona de la Euro 2020, la cinefilia tenía una cita con su cinematografía en la Semana de la Crítica de la 74ª edición del Festival de Cannes. 

Y no, no hablamos de Nani Moretti, sino de Laura Samani, la joven realizadora italiana cuyo cortometraje de graduación, La santa che dorme, ya pasó por Cannes en 2016, siendo seleccionado en la sección Cinéfondation del certamen. 

Su primer largometraje, Piccolo corpo, nos sitúa en el año 1900 y nos presenta la historia de Ágata (Ondina Quadri), una mujer que pierde a su primogénito en el parto. Con la voluntad de bautizarlo, y pese a las negativas del cura de su comunidad, la protagonista se empeña en hacerlo lejos de su hogar, después de enterarse de un lugar lejano donde podría hacerlo. 

Es así como Ágata emprende un viaje por el bosque, donde conoce al coprotagonista del filme, Lynx, un característico hombrecito que pese a no saber desde el comienzo cuál es el motivo del viaje de Ágata, se dispone a acompañarla a su destino. 

Con el sarcófago del pequeño cuerpo a modo de mochila, el viaje de Ágata se presenta como una especie de redención impulsada por la culpa cristiana que desde unos ojos contemporáneos puede no tener demasiado sentido. Es por este motivo que para aproximarnos al film y sentirlo cerca, se necesita de una sensibilidad especial y específica, ponernos en la piel de una mujer de comienzos de siglo en Italia y dejarnos llevar.

Creo que es precisamente eso lo que busca Samani, conseguir esta empatía con un personaje frío y distante desde el comienzo. Cuando se cumple lo más difícil y esta conexión se lleva a cabo, parece que Piccolo corpo deja de ser un relato ajeno para convertirse en propio. 

En estas premisas recae lo más honesto del film, que afortunadamente no sienta sus bases en engañar al espectador de forma fácil y cómoda con sentimientos o contradicciones, sino que presenta una historia llana y sencilla, arropada por un peculiar encanto visual que la hace todavía más atractiva y curiosa. 

El filme de Laura Samani no es una película inolvidable, pero sí que forma parte de este corpus de cintas interesantes que se encuentran en las secciones paralelas de los grandes festivales. Una pequeña perla que invita a seguir descubriendo títulos donde la gran mayoría del público y la prensa no pone el foco.

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