‘Los continentes’: La memoria recobrada (D’A Film Festival)

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Al contrario de lo que puede suceder con otros trabajos que son el resultado de un proceso de recuperación de material, en Los continentes, los archivos tienen una procedencia heterogénea. | Por Ferran Calvet

Por Ferran Calvet (D’A Film Festival)

Durante su paso por la última edición del Festival Márgenes, Los continentes, que es el primer largometraje del joven autor Pedro Kanblue, recogió una Mención Especial del Jurado y el Premio del Público del certamen madrileño. Por este motivo, en su siguiente escalón festivalero, esta vez en el marco del D’A de Barcelona, era casi una obligación conocer esta propuesta que, como parece que se está extendiendo en estos últimos tiempos entre los cineastas de corte independiente, rescata materiales gráficos, fónicos y audiovisuales de índole personal para reflexionar sobre la relación entre aquello que la tecnología ha permitido retener y el yo que se enfrenta a esta clase de recuerdos y evocaciones.

Al contrario de lo que puede suceder con otros trabajos que son el resultado de un proceso de recuperación de material, en Los continentes, los archivos tienen una procedencia heterogénea, extrayéndose no solo a partir de un concreto archivo familiar o personal, sino también de archivos de personas cercanas al autor. Es por eso que Kanblue se ve con la necesidad de no llevar al espectador más allá de la pantalla de su ordenador personal, y de compartir todo este material como si él mismo lo estuviera reproduciendo para consumo propio, a través de reproductores, programas de edición, Google Maps e incluso en formato de historias de Instagram.

Comenzando el filme con imágenes de adolescentes en los clásicos viajes a Italia y en las aulas del instituto, Kanblue invoca el pasado más naif y despreocupado que permite a los que somos cercanos a su generación vernos reflejados en determinados lenguajes y comportamientos. Es en dicho inicio donde queda clara la misión del filme, que es la de (auto)analizar el ojo con el que nos vemos en estas imágenes ya pasadas, en las que por mucho que nos reconozcamos físicamente, la persona que aparece en la pantalla es completamente distinta a la de hoy.

Y es a partir de esta premisa que el realizador presenta una serie de archivos de imágenes cotidianas, de viajes familiares y de momentos de ocio con amigos y compañeros, con los que el autor tiene la intención de alargar esta reflexión. Con todo esto, gracias al sonido y a la pantalla del ordenador en el que estamos introducidos durante todo el filme, se nos abre la puerta a la supuesta intimidad de Kanblue, desvelándonos unas amistades que parecen flojear y una intención de instalarse en Canadá en busca de una nueva experiencia. Un pequeño hilo que en cierta forma justifica esta acción de mirar atrás con el peso de la nostalgia.

Aunque redundante en sus objetivos, Los continentes es un film interesante que pone en valor no solo el archivo personal clásico, sino también el popurrí de material generado por los dispositivos móviles y las redes sociales. Además, se trata de un conmovedor (auto)homenaje familiar por parte del autor, quien, en ningún momento, y de forma justa, pierde el control emocional del film. El trabajo de Pedro Kanblue, además, se encuentra en un meritorio medio camino entre dos cintas que se presentaron en Un impulso colectivo en la anterior edición del D’A: Video Blues (Emma Tusell, 2019) y La educación sentimental (Jorge Juárez, 2019).

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