‘Le lion est mort ce soir’ (2018): La profundidad de la muerte

0

El director nos ha contado que la película no habla solo de fantasmas y que si nos fijamos bien veremos a once niños; diez más Jean-Pierre. | Por Rodolfo Monserrat

Por Rodolfo Monserrat [ https://celuloideconalma.wordpress.com | @celuloideconalma ]

Esta es la historia de Jean (Jean-Pierre Léaud) un hombre que ya tiene su setentena a sus espaldas. De profesión actor de éxito, pero ya en decadencia y su peor historia es la suya personal; un hombre que todas las mujeres le dejaron excepto una, Juliette (Pauline Etienne) que no sabemos si murió, por causas naturales o suicidio, cerca de un lago.

Jean, en pleno rodaje, confiesa al director que no sabe como fingir su propia muerte. Este le atribuye varias ideas para reflexiones sobre la forma de dejar este mundo de forma figurada, pero ninguna le acaba de convencer, dice que la muerte debe esperarse y afrontarla como parte de la vida, pero sin saber como simbolizarla.

A todo esto, su compañera de rodaje parece sufrir una especie de crisis, no sabemos exactamente de que, pero dicen que le va a llevar a estar varios días encerrada en su habitación, asi pues el director le da a Jean libertad durante un tiempo hasta que puedan retomar la grabación.

Jean, conocedor del lugar, decide primero ir a visitar a una vieja amiga, a la que no ve desde hace años. Al llegar allí se encuentra con su nieta, que le dice que espere, pero el impaciente, como si el impulso le hubiese llevado hasta el lugar, decide marcharse. A su huida, se encuentra con la amiga de antaño, que acaba por confesarle que no ha cambiado un ápice su actitud ante la vida. Ante tal revelación, decide ir hasta una mansión abandonada donde decide instalarse.

En un primer momento, pensamos que ese lugar abandonado es simplemente un lugar en el mundo donde Jean busca sosiego de su alma, pero parece que no lo va a encontrar, pues de pronto aparece en escena Juliette, una mujer que roza la treintena y que parece estar vinculada afectivamente a Jean. Todo parece un sueño, no lo sabemos bien, lo que si es que unos niños andan rodando, en el interior de la mansión, una película “amateur” a modo de trabajo escolar y se asustan al encontrarse cara a cara con Jean, ya que pensaban que la casa estaba totalmente desocupada. A todo ello, un viejo amigo y, propietario de la mansión, lo descubre en su interior y, después de saludarlo Jean le pide si puede quedarse unos días en ella, dado que ha visto a su gran amor y quiere continuar viéndola. Este accede y le da la llave de acceso a la finca.

Parece que finalmente, la aparición fantasmagórica de Jeanette le ha servido a Jean para alcanzar la paz que necesitaba, ya que no estuvo presente cuando ella murió. De similar manera Jean se la trasmite a uno de los pequeños, que le confiesa que su padre murió cuando era pequeño y que lo que más desearía es volverlo a ver como él ve a Jeanette. Este le dice que quizás si viera el fantasma de su progenitor le asustaría, así que es mejor que lo recuerde y que trate de llevar la pérdida lo mejor posible. Así que el pequeño, algo insurrecto con su madre, no al nivel de “Les quatre cents coups”, decide aceptar a la nueva pareja de ella, y emprender unas vacaciones junto ambos, ya que nadie va a a reemplazar el lugar de su querido padre.

Estos días de Jean, con los pequeños, le han servido de estimulo y de una cierta dosis de vitalidad que parece que necesitaba para poder afrontar su reto profesional, mostrar a los espectadores a través de su arte, como es la muerte.

Al finalizar la proyección, hemos conversado con el director que nos ha contado que la película no habla solo de fantasmas y que si nos fijamos bien veremos a once niños, diez más Jean-Pierre. Confiesa que Léaud contactó con él con la idea de rodar algo, sin saber el que, pero que el titulo fue elegido por casualidad el día que dijo Suwa que debería cantar en el film, y empezó a cantar la canción de titulo homónimo a la cinta; “Era lo único que tuvimos claro desde el principio”. A eso, se le añadió la historia “veraz” del grupo de escolares con la idea de grabar material para el colegio y dio como resultado un trabajo intimista que navega entre la infancia y la vejez, con un punto triste de nostalgia y, a través de una estructura poética, aparentemente improvisada. En definitiva, Suwa sabe donde tocar la narración para hacernos reflexivos de lo que es vivir, parece que revive la llama de lo que fuera el gran movimiento de la “nouvelle vague”.

Personalmente “Le lion est mort ce soir” me ha recordado a “La noche americana” de Truffaut, quizás por el recurso de contar una historia dentro de otra. Vemos a un Léaud mayor pero que no ha perdido para nada el dominio frente a la cámara. A destacar la calidad de las imágenes, los excelentes diálogos y la perfecta elección de los escenarios. Un gran homenaje a un actor con mayúsculas, Jean-Pierre Léaud y, en un papel secundario a Isabelle Weingarten, la que fuera la musa del cine europeo independiente de los años setenta.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *