‘Fabian – Going to the dogs’: La Alemania fundacional (Berlinale 2021)

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A lo largo de la historia, en la gran mayoría de culturas, naciones o creencias, los mitos fundacionales han existido para idealizar sus respectivos orígenes, con el objetivo de apelar a una especie de pasado ‘glorioso’ en el que se cultivan las primeras semillas del gran objeto en cuestión. | Por Ferran Calvet (Festival de Berlín)

Por Ferran Calvet (Festival de Berlín)

A lo largo de la historia, en la gran mayoría de culturas, naciones o creencias, los mitos fundacionales han existido para idealizar sus respectivos orígenes, con el objetivo de apelar a una especie de pasado glorioso en el que se cultivan las primeras semillas del gran objeto en cuestión y en el que se definen los comportamientos ejemplares y corruptos de la sociedad a través de la formación de arquetipos firmes. A todo esto, no es muy descabellado pensar que la Alemania contemporánea, la de Merkel y la del sueño europeo, planta sus bases fundacionales en la República de Weimar y en el Berlín de finales de los años 20, el escenario social y cultural previo a la llegada del fascismo al país germano y a toda Europa.

La gran referencia de producto audiovisual ambientado en esta época es la colosal serie televisiva Berlin Alexanderplatz, de Rainer Werner Fassbinder, basada en la novela homónima de Alfred Döblin, una obra exorbitante que navega por la capital germana de los años 20 de la mano de un exconvicto que anda en busca de su propia redención. No es casualidad, por ello, que en la Berlinale pasada se presentara un título homónimo que modernizaba la novela y la llevaba a nuestros tiempos. Para hablar del filme que nos ocupa, será necesario hacer referencia antes a otra gran película de Fassbinder, quizás menos conocida y más modesta, Desesperación, una historia que también nos sitúa en la Berlín de los años 20 y que, además, deja entrever a la perfección la efervescencia política y los estragos causados por la Gran Depresión en Europa.

Con estas dos referencias en el horizonte, la de la calma tensa social y cultural de la Alemania pre-fascista y la del retrato psicológico fassbinderiano de Desesperación, además de los estragos de la crisis y una sensualidad entusiástica, se conforma la película de Dominik Graf presentada en la sección oficial competitiva de la 71ª edición de la Berlinale, Fabian – Going to the dogs.

El filme, que nos sitúa, como es de suponer después de los apuntes anteriores, en la Berlín de finales de los años 20 y comienzos de los 30, nos plantea un viaje por la época de la mano de Jakob Fabian, un publicista que lleva una doble vida nocturna hasta que es despedido de su empresa y se ve abocado a las consecuencias de la crisis económica y social de esta Alemania en plena decadencia.

Con un montaje pasado de vueltas, en ocasiones esquizofrénico, que combina imágenes del film con escenas de archivo que en ocasiones se superponen y se convierten en ortopédicos collages, Fabian se trata de un proyecto pantagruélico que se ve superado por sus propias expectativas, tratando de alongar hacia las tres horas –la mitad de las cuales evitables- una historia que podría ser simple pero aguda, y que no provoca más que irritación ante la sensación de que no tiene la intención de ir más allá de una mera exhibición de una presuntuosidad para nada merecida.

La cinta de Dominik Graf, director alemán con una prolífica y exitosa carrera, termina por pecar de tediosa y hueca, sin nada nuevo que ofrecer en su segunda mitad de metraje, con unos apuntes históricos y políticos que se van aguando ante la entrega del relato al más cruel y pesado vacío.

Mirando el film en perspectiva, es una lástima que los esfuerzos de Graf no se hayan centrado en captar la esencia de su arranque, en el que el subterráneo de la Berlín actual se convertía a partir de la aparición de un solo personaje y de unos carteles en la Berlín de Weimar. En aquel momento, podíamos llegar a pensar que estábamos delante de algo grande. El error, pues, es el de caer en el relato fassbinderiano, en emular aquello que ya está hecho y en hacerlo más basto y vacuo.

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