‘Gorrión Rojo’: Mucho ruido y pocas nueces

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Gorrión Rojo no deja de ser un thriller con un guión bastante visto en cines repleto de violencia y desnudos que intenta entretener al espectador durante un poco más de dos horas. Para empezar, no obstante, cabe remarcar el acierto de casting al elegir a Jennifer Lawrence para este papel; sus rasgos de chica del este son indudablemente reconocibles. | Por Marc Barquet

Por Marc Barquet

Gorrión Rojo no deja de ser un thriller con un guión bastante visto en cines repleto de violencia y desnudos que intenta entretener al espectador durante un poco más de dos horas. Para empezar, no obstante, cabe remarcar el acierto de casting al elegir a Jennifer Lawrence para este papel; sus rasgos de chica del este son indudablemente reconocibles. Para resumir esta cinta, podríamos englobar su trama en una sola frase: el descenso a los infiernos de la protagonista Dominika, que parece haber salido de La Divina Comedia de Dante. Sin intención de hacer spoiler, la protagonista no se enfrenta a sus problemas, más bien se los encuentra inevitablemente uno tras otro, pasando por un sufrimiento tanto mental como físico que juega una doble carta sobre el espectador: este puede aburrirse de ver repetido el mismo leimotiv (violencia y sexo) a lo largo del largometraje, o puede empatizar con la protagonista, esperando un final justo y ético para ella.

El papel de la mujer en Gorrión Rojo da al espectador una de cal y otra de arena, no es ni mucho menos claro o permanente. Por un lado queda claro que la protagonista es una mujer fuerte, independiente y que puede enfrentarse a todo lo que le aparezca por delante (incluso armas para torturar que ni el propio Tarantino en su etapa más gore hubiera pensado), pero en cambio, si se analiza con profundidad, se insinúa que todas las victorias de la protagonista se deben a su belleza y uso del cuerpo como arma sexual. El tópico literario Vita-Militia (la vida como lucha) es demasiado redundante en el conflicto de la propia Lawrence, que su evolución y lucha la hace inmune al miedo a la muerte, tópico demasiado recurrente en una película de estas características.

El personaje de Dominika Egorova (Jennifer Lawrence) peca de poca originalidad, ya que comparte demasiados parecidos con otras reinas de la taquilla americana cómo Angelina Jolie en Salt o Scarlett Johanson en Lucy. El prototipo de chica maltratada en un mundo de hombres que busca venganza a lo largo de un film lleno de violencia y poco diálogo está muy visto, aunque indudablemente contenta al espectador que se ha pasado casi dos horas para ver el final que quiere ver. Aún así, no dudo del potencial interpretativo de la oscarizada Jennifer Lawrence, aunque este film no le brinda un papel dónde pueda brillar, más bien al revés, un role muy visto con unas características muy marcadas que no permiten dar banda ancha a la interpretación.

En conclusión, el director Francis Lawrence presenta una cinta claramente dirigida a llenar los cines con un reparto conocido entre el público (una oscarizada Lawrence, un veterano de Hollywood Jeremy Irons o una Charlotte Rampling haciendo repetitivo papel de bruja mala). La película se puede considerar entretenida aunque tiene que agarrarse al típico truco de escenas violentas o sensuales cada x tiempo para que el espectador no se aburra o se descuelgue de una trama con un ritmo predecible, aunque no tan predecibles son las calamidades por las que tiene que pasar la joven protagonista.

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