Crónica del Festival de Cine Europeo de Sevilla

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El Festival de Cine Europeo de Sevilla fue finalmente capaz de someterse al pulso que le sometió la Covid-19, una situación problemática que le obligó a reestructurar la programación de las proyecciones y a reducir considerablemente el aforo permitido en las salas. | Por Alejandro Mateos

Fotograma de ‘El profesor de Persa’

Por Alejandro Mateos

El Festival de Cine Europeo de Sevilla, que tuvo lugar del 6 al 14 de noviembre de este mismo mes, fue finalmente capaz de someterse al pulso que le sometió la Covid-19, una situación problemática que le obligó a reestructurar la programación de las proyecciones y a reducir considerablemente el aforo permitido en las salas. Sin embargo, las medidas de seguridad tomadas fueron idóneas: los que asistíamos a este edén de entretenimiento y cinematografía en la Sala Nervión entrábamos de manera escalonada, se nos tomaba la temperatura y, una vez terminada la proyección abandonábamos la sala empezando por las primeras filas. Además de las proyecciones presenciales, el Festival ha inaugurado el Canal SEFF, que ha difundido 31 de sus convocatorias en streaming y en abierto. Además, Filmin que cuenta con un canal específico con películas de ediciones anteriores, permitió también el estreno virtual de 17 metrajes de la presente edición del certamen y probablemente añadirá en el futuro nuevas cintas.

El hecho de que este evento pudiese ser llevado a cabo supuso un chute anímico a los que veníamos esperando esa semana con tanto fervor. Una Sevilla que a medida que avanzaba la semana del Festival padecía el abandono de sus calles en horas que anteriormente hubiesen estado repletas, debido a la aplicación de medidas restrictivas para controlar la segunda ola de la pandemia.

Las 5 películas de las que voy a hablar a continuación consisten en algunos de los nombres más destacados de esta edición del festival que tuve la oportunidad de visualizar. Distintos países, distintas lenguas y un diverso lenguaje cinematográfico que enriquecen culturalmente a este distinguido festival.

 

EL PROFESOR DE PERSA

Dirigida por el cineasta canadiense Vadim Perelman (natural de Ucrania), esta producción alemana recibió el Gran premio del Público a la mejor película de la Selección EFA 2020. Se sitúa en la Francia de 1942. El joven y sombrío Gilles, consigue burlar el fusilamiento que le tenían preparado los soldados de la SS al jurarles que no es judío, sino persa. Uno de los oficiales del campo de concentración al que había sido enviado, interesado en aprender la lengua farsi, quiere recibir clases. Gilles tendrá que inventarse por completo un idioma que desconoce.

Una conmovedora fábula posmoderna que recuerda en ingenio a La vida es bella, con unas brillantes actuaciones y con ciertos toques cómicos que adornan una disfrutable historia en el que esta vez, a diferencia de otros dramas carcelarios ambientados en el Holocausto, el peso de las tramas lo llevaran los soldados de la SS y trabajadores del campo de concentración, humanizando a uno personajes que siempre suelen ser caracterizados de manera superficial en la gran pantalla.

Fotograma de ‘Apples’

APPLES

Premio a la mejor película de la sección Nuevas Olas del certamen. Procedente de Grecia y ópera prima del prometedor Christos Nikou (ayudante de dirección de Canino).
En un futuro próximo y tras una misteriosa epidemia global, la amnesia se convierte en una enfermedad muy común entre los seres humanos. La trama sigue a un hombre que se suma a un programa que permite a los amnésicos crearse una nueva identidad, con nuevas vivencias.

La película nos hace reflexionar sobre la capacidad del hombre occidental actual de buscar y a la vez rehuir los recuerdos, de lo fácil que es a veces refugiarnos en el olvido y no hacer frente a nada. Perelman refleja a una sociedad ensimismada en la desmemoria de cada uno, seres solitarios instalados en su propia reconstrucción interna.

“¿No comes manzanas?” “No recuerdo si me gustan”.

 

AMMONITE

Película del británico Francis Lee y protagonizada por las flamantes Kate Winslet y Saoirse Ronan, lo que probablemente convierta a este metraje en la cinta más comercial presentada en el festival.

Winslet (que realiza un papel soberbio) interpreta a la célebre paleontóloga Mary Anning, que se verá envuelta en un pasional romance con la joven y enferma Charlotte Murchinson, cuyo marido le ha pedido a Mary que cuide de ella.

Una historia de amor compleja, que no se rige tanto en los momentos carnales o los diálogos de las protagonistas, sino en las miradas, en la fuerza de los sentimientos a flor de piel que traspasan la palabra. Una mirada a las relaciones sentimentales pero no sin frialdad, mostrando como ambas partes de la pareja son incapaces de ponerse en la piel de la otra. Una pasión desenfrenada y ciega que lleva al desentendimiento.

 

GHOSTS

El turco Azra Deniz Okyay nos traslada a la Estambul actual, un conglomerado de desorden urbano y a una historia coral que se centra en diferentes conflictos narrativos: la madre desesperada por su hijo encarcelado, la joven que todavía no se ha visto afectada por el desarraigo social y que sueña con ser bailarina, el desaprensivo “arrendador” de refugiados sirios…

A pesar de ir decayendo en impacto a medida que avanza la cinta, se trata de una poderosa crítica a la intolerancia, el activismo y las injusticias sociales.

Fotograma de ‘Dau, Natasha’

DAU, NATASHA

A mi parecer, la cinta más ambiciosa y mastodóntica del festival. Provocativa, fascinante y con una potencia visual asombrosa. Dirigida por Illya Khrzhanovskiy y Jekaterina Oertel, esta película apunta de forma cruda y amenazante al totalitarismo soviético de los años 50.

Un rodaje lleno de brutalidad que forma parte del proyecto transmedia DAU (que todavía sigue su camino de exhibición): diez años, 700 horas de material, 400 voluntarios, equipo de producción y 50 actores viviendo dos años sin salir en el set donde se rodó.

Este impactante metraje se centra en Natasha, una camarera de mediana edad que trabaja en la cantina de un centro de investigación de la URSS. Repleta de vitalidad, aficionada a la bebida y a fantasear sobre las relaciones afectivas. Su aventura con un físico francés (representada en una explícita escena sexual donde vemos una felación totalmente real) desencadenará que la protagonista acabe en una cámara de tortura, donde transcurrirán los perturbadores 40 minutos finales del metraje, en el que Natasha es vejada de manera constante y grotesca.

La película está compuesta de escenas de larga duración cámara en mano y diálogos con gran carga dramática. Un fascinante y desolador viaje a la deshumanización y a la putrefacción del “ser”, degradando al extremo la entidad del ser humano.

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